Carta para un humano cualquiera:
Quisiera decirte tantas cosas,
decir por ejemplo que te pienso, y que dentro de mis fantasías vos y yo somos
dos tonos vocalizados en contralto, armónicos, en magnifica sinfonía que van al compás del deseo, a veces andás desafinado,
pero eso podría ser lo que más me guste de vos.
En otras ocasiones somos lluvia y
juntos descendemos, resbalamos, danzamos, somos impregnados en bocas, manos,
aceras, mares, lugares y situaciones hasta innombrables y entonces nos desleímos, nos evaporamos y nos volvemos a
reconstruir repitiendo el ciclo de manera intermitente, jugando a encontrarnos,
como cuando uno quiere alcanzar el cielo en la rayuela saltando las casillas en
un solo pie.
Mientras escribo suena esa canción
de Jobim que me pone los pelos de punta, esa que vos sabés y entonces pido redención
por lo escrito arriba, lo que quiero decirte es esto que siento, lo más
profundo, dejando de lado la cursilería poética que escribo, yo siempre he sido
la caperucita, eso lo digo honestamente, el rojo siempre me ha sentado mejor, en mi
cuento la caperucita es quien termina matando al lobo, y no es por defenderse,
es por el puro placer de destruirlo, y quiero decirte también, que eso es lo que más me seduce. En esta
cacería quisiera demostrarte mi amor de esa manera, pudiendo engullirte en todo los sentidos.
Luego me lo pienso y me doy
cuenta de lo imprudente y expuesta que me pongo cuando estoy frente a tí,
aunque utilizar la palabra “frente” no está
del todo clara, siempre termino sincerándome con vos.
Hombre solitario, me permito que
te acerques, que intentes comerme, pero debo advertirte que en mi es probable
que ya no exista mucho que devorar. Rememoro las ocasiones en las que
el lobo ha tenido ya nombre y entonces disfruto recordarlo.
Pero así puedo pasármela enumerando
y arrastrando carretillas llenas de letras, enlazándolas para seguir plasmando
esta carta, y lo único que puedo decirte a ti, lobo estepario que te escondés entre
el vino y los cuadros más bonitos del expresionismo, modernismo, futurismo o
millón ismos, te digo a ti, mi hermoso humano, intento de lobo, en esta cacería
yo jamás saldré a buscarte, yo siempre estaré aquí esperándote aunque eso vos ya lo sabés.
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